viernes, 20 de enero de 2012

Un central llamado Amorebieta

Casi siete años han pasado desde que el defensa del Athletic debutó con el primer equipo. La temporada 2005/2006 fue la primera del todavía presente Bienio Negro del club. Los prometedores años de Valverde no tuvieron continuidad con la llegada de un Mendilibar que no dio con la tecla. Sin Del Horno y Ezquerro, y con los nombres fuertes de años atrás afrontando el declive de sus carreras, fue necesario improvisar sobre la marcha para enderezar la situación. 


Javi Clemente tomó las riendas en la jornada diez y consiguió deshacer el entuerto. La receta fue simple: solidez defensiva y aprovechar las escasas armas en ataque de las que disponía la plantilla. No había para más.

Lo cierto es que la retaguardia formada por Iraola, Lacruz, Luís Prieto y Casas no ofrecía garantías y el “rubio de Baracaldo” buscó alternativas. Dos jóvenes fueron la respuesta: Ustaritz y Amorebieta. El primero formaría en una línea de tres centrales, mientras que “la Grulla” adoptó la misión de apaga fuegos en el lateral izquierdo. De esta manera se consiguió frenar la sangría de goles en contra y sacar la nave a flote.

Amorebieta, de 20 años, y con su 1,92 de altura, llamó de inmediato la atención de la parroquia rojiblanca. A su físico imponente aunaba garra, rapidez y contundencia en los cortes. Sin embargo, su ímpetu le jugó malas pasadas en forma de entradas aparatosas y a destiempo. Empezó a ganarse fama de “leñero” con una expulsión y ocho amarillas en los 15 partidos que disputó. Hay que tener en cuenta que jugaba fuera de sitio por las circunstancias y que la adaptación fue sobre la marcha.

A partir de la temporada 2006/2007, Fernando comenzó a jugar en su sitio. Como central, sus virtudes brillaron por encima de sus defectos. En un equipo ramplón y plano, su evolución y rendimiento fueron una de las mejores noticias de la temporada. No obstante, un sector de la afición levantó las primeras críticas hacia él. Poco trato de balón y falta de templanza cuando los delanteros rivales lo sacaban de posición.

La llegada de Caparrós, que definió a su jugador como “uno de los mejores centrales de la Liga y futurible de la selección”, auguraba un nuevo paso al frente del defensor del Athletic. Tener al lado a un veterano como Aitor Ocio le vino muy bien. El vitoriano atemperó en gran medida a su compañero y Amorebieta llegó a recibir la llamada de Vicente Del Bosque (aunque, como es sabido, no llegó a debutar).

Pero de pronto, y sin previo aviso, su progresión se estancó. Sin Ocio en el once, Amorebieta volvió a pecar de exceso de revoluciones. La irrupción de Mikel San José, con características muy diferentes, hizo inevitables las comparaciones. La salida de balón (debate abierto años atrás con Ustaritz) centró las críticas de la afición, cansada también de expulsiones por entradas desmedidas y sin justificación.

La situación para Amorebieta empeoró la temporada pasada. Una lesión abrió las puertas de la titularidad al cachorro Ekiza, que acabó ganandose un puesto en el equipo y desplazando por vez primera a Fernando de un rol principal en la plantilla.

No es un secreto que su ficha es una de las más altas de la plantilla. Viendo funcionar a la nueva pareja de centrales jóvenes (San José y Ekiza) más de uno pudo pensar que su salida estaba cerca en caso de llegar la oferta adecuada.

Y en esto que llegó el verano de 2011. Dos hechos marcarían un antes y un después. La decisión de Amorebieta de atender la llamada de la selección de Venezuela y la llegada al Athletic de Marcelo Bielsa. Fernando volvió a sentirse valorado e importante con la “vinotinto” al tiempo que el técnico argentino depositó en él toda su confianza desde el primer partido.


Anímicamente recuperado, con 26 años, y acoplado al 100% con el estilo de Bielsa, Amorebieta ha crecido más en los últimos seis meses que en los cuatro años precedentes. Intratable en el juego aéreo, atento a las coberturas, sin ir al suelo (y al bulto) cuando lo sacan de posición, sabiendo imponer su físico, compenetrado con Javi Martínez como nunca lo ha estado con otro compañero, sacando el balón con paciencia y criterio y transmitiendo seguridad en cada una de sus acciones. Es una anécdota, pero también ha sido esta campaña la que le ha visto estrenarse como goleador en Liga.

Fernando Amorebieta ha recuperado su sitio en el Athletic. 

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domingo, 6 de noviembre de 2011

Pasión, garra, orgullo, fútbol… ¡Athletic!

El partido de esta tarde en San Mamés será difícil de olvidar. Once leones dejándose el alma y siendo espoleados por el rugido de su afición. Unas gargantas que alientan desde la certeza de que algo grande está por llegar. La presión asfixiante desde arriba, el ritmo endiablado, las asociaciones entre jugadores, el aprovechar los espacios creados a base de toque y, por supuesto, la solidaridad defensiva. Bielsa ya está aquí. ¡Athletic Karajo! La Catedral tiene magia, mucha magia.


Poco más se puede añadir, porque hoy es día para disfrutar y no analizar. Diez encuentros sin conocer la derrota ya no es casualidad. Todos han estado increíbles. Empezando por Llorente, que ha despejado cualquier duda sobre su rendimiento con el actual sistema. Siguiendo por Ander Herrera quien, utilizando el argot taurino, ha entrado en San Mamés. Muniain es Muniain, y será lo que él quiera ser. Y Javi Martínez, o Iraola, o Aurtenetxe…

No obstante, a mi criterio, el que merece una mención especial es Amorebieta. Fernando es el chico malo al que resulta fácil señalar con el dedo. Es duro, expeditivo y contundente, pero también más noble de lo que algunos se empeñan en hacer ver. Nuestro Marco Simocelli. Vale que Cesc le gana la espalda en el primer gol del Barça. Pero algo habrá hecho bien, porque antes, cuando era expulsado, la sensación del aficionado era de rabia hacia él. Hoy, cuando enfilaba el túnel de vestuarios, se le ha despedido como a un héroe.

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Datos del partido
Decálogo del Athletic Barcelona

viernes, 28 de octubre de 2011

Muniain debe ser Messi, no CR7

Me explico, porque los tiros no van por donde más de uno puede pensar. No me refiero a cuestiones individuales ni pretendo caer en el debate sobre cuál de ellos es mejor futbolista. Eso no me interesa lo más mínimo. Esta reflexión, aunque a priori no lo parezca, responde exclusivamente a aspectos tácticos del juego ofensivo del Athletic y atañe tanto a Iker como al resto del ataque rojiblanco.

Llevo un tiempo diciendo que la principal diferencia entre el portugués y el argentino radica en la incidencia que sus acciones tienen en el colectivo. Esto se traduce en una aceleración del ritmo y mayor cantidad de desmarques en el lado culé, y compañeros estáticos que no ofrecen líneas de pase claras por parte de los merengues. Por hacerlo más simple, unos piensan: “Venga, dale ahora que la lleva el bueno…”, mientras los otros parecen decir: “Ya está, la tiene el bueno, a ver que hace…”.


Lo cierto es que hay ocasiones en las que siento que con Muniain se da la segunda circunstancia. Recibe el balón con opciones de lanzar la jugada y apenas aparecen compañeros ofreciéndose o desmarcándose por delante de él. Por consiguiente, al no existir movimiento, no se abre la defensa y llegan ayudas que dificultan el avance de Iker. Bielsa sabe lo que tiene entre manos y entiende lo desequilibrante que puede llegar a ser su futbolista. Tratará de explotarlo al máximo, pero siempre creciendo a partir del equipo. ¿Aún hay quien se pregunta por qué Messi no es el mismo con su selección? Esta es la repuesta.

Poco a poco, jugadores como Aurtenetxe o De Marcos van tomando conciencia de las situaciones de superioridad que Muni pueden generar, pero aún no sale de forma natural. O al menos, tan fluidamente como esperamos. También será interesante empezar a ver la aportación de Ander Herrera, que se antoja como un socio capital para dinamizar el ataque del equipo. Así que es de esperar, dada la visible evolución, que para la segunda vuelta veamos un Athletic con una marcha más en ataque. Y eso que somos los cuartos que más goles llevamos…

domingo, 18 de septiembre de 2011

El león no sabe salir de la jaula

Mal… muy mal. Horroroso el partido que esta noche ha disputado el Athletic en San Mamés frente al Betis. La esperanzadora victoria europea del jueves ha dado paso a un nuevo mazazo para todos aquellos que pensábamos que el equipo ya comenzaba a saber a lo que quiere jugar. Desajustes posicionales y una eterna sensación de sufrimiento cada vez que tocaba sacar el balón con el Betis presionando, han sido dos de las notas negativas que nos deja el encuentro. Aunque, lamentablemente, no han sido las únicas.

Me llama poderosamente la atención que, tratando de desarrollar un fútbol de toque y posesión, existan una serie de cuestiones básicas que todavía no estén plasmadas en el terreno de juego. Veo las líneas demasiado separadas como para poder combinar de manera fluida con algo más que pases horizontales. Apenas hay opción de pase porque los apoyos son casi inexistentes (salvo cuando Muniain se pega una carrera de 20 metros hacia atrás para ofrecerse). Es en los saques de portería cuando más evidente resulta: los centrales se abren al pico del área y reciben el balón. La salida por banda es arriesgada, porque los laterales ya están en medio campo. Y por el centro, Gurpegui en la primera parte ni se ofrecía. ¿Qué ocurre entonces? Que hemos vuelto a ver el “guarrazo” de Amorebieta a Llorente demasiadas veces.

Sin embargo, en las contadas ocasiones que los leones han podido mover con fluidez la pelota de banda a banda, se ha llegado con mucho peligro. El primer gol bilbaíno ha sido un jugadón. Se ha descargado el juego en el inicio de la jugada hacia el costado contrario, con pocos toques entre pase y pase y con varios jugadores llegando a la zona de remate.

A propósito de Gurpegui… se antoja un tanto antinatural que sea él quien tenga que asumir el timón en la creación. Casi tanto como verlo de central teniendo a Ekiza en el banquillo. Y es que con un centrocampista y un extremo actuando en defensa, ¿cómo no se va a producir el caos que tenemos atrás? Creo que cuatro partidos, con estos resultados, ya es suficiente como para que Bielsa se decida a probar con Aurtenetxe y Ekiza. Reconozco que De Marcos aporta mucho en ataque, pero me gustaría verlo en el lugar que hoy ha sido para Gabilondo (al que, por cierto, he visto muy flojito). 

 Oscar de Marcos anotó el 1-2 tras finalizar la mejor jugada del Athletic en todo el partido. Tristemente, también fue protagonista en el 1-3 al ser sancionada una acción suya como penalty por mano en el área. Foto: El Correo

Llegados a este punto, y sin menospreciar las virtudes de nuestro capitán, tengo que decir que es una pena ver a Beñat en el equipo contrario. Un hombre de sus características parece más cercano a lo que Bielsa pide en esa posición. Con Javi Martínez pasando una crisis de identidad posicional, Herrera lesionado e Iturraspe alejado de ese rol, el bético nos vendría de perlas. Aunque también puede ser que el debut de Ruiz de Galarreta esté más cercano.

En todo caso, buen gol de Beñat. Sin obviar la colaboración de Iraizoz. Gorka ha quebrantado la norma básica y lo ha pagado caro. Dos errores en dos jornadas consecutivas que han costado puntos y que hacen saltar las alarmas de la maldición de la portería del Athletic. Raúl aguarda acontecimientos… Y otro que anda despistado es Fernando Llorente. No esta cómodo en absoluto. En su caso, creo que es más un tema de confianza que otra cosa. Habrá que esperar a ver la evolución para hacer un diagnóstico más justo.

No hubo plan B

En resumen, que el equipo volvió a verse inmerso en los mismos problemas que frente al Rayo. Cuando el rival presiona arriba cuesta Dios y ayuda armar jugada. Los desajustes defensivos no desaparecen en las transiciones rápidas. Más aún, se multiplican. Y ante tal situación, los cambios efectuados no surtieron efecto alguno: ni positivo ni negativo. Marcelo Bielsa tendrá mucho trabajo esta semana porque la Rosaleda no parece el mejor lugar para visitar bajo de autoestima.

Por terminar con algo más amable, rescatar el gol de David López. Siempre es importante que el primer lanzador de penaltys enchufe el primero de la temporada. 

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jueves, 15 de septiembre de 2011

El comienzo de algo bueno

Puede que no sea del todo casual, pero la entrada inaugural de esta bitácora coincide con la tan deseada primera victoria de la era Bielsa. Desde que la idea de escribir un blog sobre el Athletic rondó mi cabeza he ido posponiendo durante días el momento de la puesta de largo. Tenía el nombre, los gadgets, la cabecera… pero me faltaba rematar. O lo que es lo mismo, sentarme frente al ordenador y escribir la primera entrada. Esa tan costosa de discurrir. Esa a partir de la cual se supone que todo vendrá rodado.

Algo parecido le ha sucedido esta noche al equipo del preparador argentino. El Athletic llevaba tres partidos oficiales en los que apuntaba cosas, pero no era capaz de culminarlas. Hoy, por fin, el resultado respalda el trabajo que viene haciéndose desde la pretemporada.

Y es que, pese a los primeros tropiezos, si hay una palabra para definir el sentir de la afición es ilusión. Motivos sobran y son por todos conocidos. La juventud de un bloque ya consolidado, unida a la calidad que se presupone al equipo de medio campo para arriba y el estilo de combinación y presión que propone Bielsa son los principales argumentos. Lo cierto es que en Bratislava se ha visto un conjunto capaz de imponer su criterio durante la mayor parte del encuentro. El día del Rayo hubo 20 minutos muy buenos, pero también instantes de zozobra. Frente a los eslovacos, los 20 se han convertido en 40 o 50. Es decir, el juego va ganando en consistencia.

Lógicamente, no todo ha sido bueno. Es evidente que el concepto está mejor asentado atacando que defendiendo. Con poquito, le crean peligro al Athletic. Se sufre mucho en las coberturas a los laterales. En esas acciones, los centrales tienen serios problemas para fijar la posición. De cualquier manera, cabe esperar que poco a poco los famosos automatismos también vayan apareciendo en estas jugadas. 

 Bart sigue haciendo gamberradas allá donde va. Marcó un golazo que a la postre valió la victoria y firmó un partidazo. Cosas del fútbol, recibió una amonestación que no vieron los que le cosieron a patadas. Foto: Diario Marca

En el aspecto individual, el nombre propio del encuentro es Iker Muniain. El pequeño jugador navarro fue un auténtico gigante. Una asistencia y un gol. En una demarcación más centrada que la que acostumbró el pasado curso, apareció con más regularidad para liderar el ataque rojiblanco. El estilo de posesiones más largas y asociativas invita a pensar que “Muni” deberá moverse constantemente entre líneas, tal y como ha hecho hoy. Sinceramente, creo que veremos a otro Iker este año. Con Jokin, es en banda donde más podía brillar. Ahora, marcado por el estilo de juego, se le demandarán otras funciones a las que, estoy seguro, que se adaptará de maravilla. Que nadie se extrañe si acaba el año con 15 dianas y un gran puñado de pases de gol.

¿Por qué Javi Martínez de central?

Es la gran pregunta. Y creo que para encontrar la respuesta debemos volver de nuevo al partido frente al Rayo. En los minutos apáticos de aquel encuentro quedó patente que, ante una débil presión, el equipo tenía serias dificultades para salir desde atrás con el balón jugado. Tengo la tesis de que Bielsa quería probar con esta variante para conseguir mayor fluidez en el inicio de la posesión. De hecho, estoy convencido que De Marcos está colocado de lateral por la misma razón. Lo que me sorprende y no me cuadra es que Iraola haya sido suplente hasta esta noche.

Volviendo al partido, lo cierto es que las lecturas positivas superan con creces las negativas. Un debut en competición continental siempre es complicado. Y lo cierto es que ha llegado el primer triunfo acompañado del buen juego que se quiere proponer. Esto, unido al hecho de jugar como locales ante el Betis, debe suponer un acicate para continuar progresando.

No obstante, no hay que volverse locos. El proceso de transición entre el estilo de Joaquín Caparrós y la propuesta actual no está completado. Se llegó a la primera jornada con el esqueleto desnudo del edificio. Hoy se ha levantado la primera pared. Sólo es el comienzo.

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